domingo, 29 de marzo de 2009

TAHITI

Se trata de la isla más grande de las que forman la Polinesia Francesa y donde encontramos la capital, Papeete.
El primer contacto con la isla lo tendrás en el aeropuerto de Faaa y ya te da una ligera idea que el destino en el que estás no es de lo más habitual, el aeropuerto es bastante pequeño, aunque comparado con los que verás posteriormente es inmenso… Tus primeros minutos en la isla quizá te decepcionen un poco porque nada más aterrizar no ves esas playas de arena blanca, sobre todo si aterrizas por la noche, como fue mi caso, y si a esto le sumamos la escasez de luz que hay que impide ver el paisaje pues hacen que no te llame mucho la atención. Como ya comenté en la entrada de “Consideraciones Generales” pasar por Tahití es un hecho obligatorio pero en mi opinión, cuanto menos tiempo inviertas en esta isla mejor, ya que ganarás días para pasar tus vacaciones en otras islas que valen más la pena.
La forma de la isla es como 2 circulos, uno grande Tahiti Nui, ubicada al noroeste y otro pequeño Tahiti Iti, ubicada al sureste conectadas entre sí por el istmo de Taravao. La superficie de la isla es de 1.042 km² y su punto más alto es el Monte Orohena.
La actividad principal de la isla se concentra en su parte noroeste, allí es donde encontramos la capital Papeete. Para llegar hasta allí lo más cómodo es coger desde tu hotel los autobuses locales, llamados Le Truck, son como camiones blancos y rojos con ventanas sin cristal y con un banco colocado en el medio de forma paralela a las ventanas, donde te sientas como si estuvieses montando a caballo.
En Papeete tampoco hay mucho que ver, destaco el Ayuntamiento del pueblo de Arue de estilo colonial y bastante bonito, las fábricas de perlas que las verás por todas partes, y el mercadillo con gran variedad de comida autóctona y donde encontrarás la especia más cuidada en Polinesia, la vainilla, en vaina, en aceite, en hojas de té, o en café. También verás aquí numerosas tallas de madera y en el piso de arriba se instalan los expertos «tatuadores», que embellecen brazos, piernas... o lo que haga falta con los legendarios tatuajes polinesios de figuras geométricas, iconos o signos de sus dioses tikis.
Si eres un amante de las perlas no dejes pasar la oportunidad de adquirir una en este destino, pero algo a tener en cuenta es que se trata de “perlas negras” y la escala de sus colores que va del gris al verde grisáceo pasando por el azul o violeta. Lo mejor si decides comprar un perla es que no la compres ensamblada ya que esto te permitirá ver todos sus defectos. La elección de la perla requiere el estudio su tamaño, forma, brillo, reflejo, y color lo que te llevará bastante tiempo, mas vale no tener prisa. Cada forma es única, y la perla más rara es la perfectamente esférica, ¡y la más cara! Una vez comprada no olvides pedir un certificado.
Todo el mundo está obligado a pasar al menos un día allí y lo que yo aconsejo para ese día es: visitar la capital, que en una hora o dos a lo sumo ya lo habrás hecho y después hacer la excursión en un 4x4 adentrándote en los interiores de la isla. En esta excursión podrás explorar la especie de jungla con sus enormes árboles, cascadas etc… eso sí cuando acabe la excursión terminarás literalmente negro, debido a que el 4x4 no está techado y atraviesas la capital de la isla con polución incluida y el polvo originado por el 4x4.
Si te gusta la pintura visita el museo de Paul Gauguin el famoso pintor francés que en 1891 se embarca hacia la Polinesia y cautivado por la belleza de estas islas decide quedarse aquí hasta el fin de sus días. En la Polinesia y en su modelo Tehura encontró su inspiración perdida desde hacía varios años, pintando en las islas más de 70 lienzos. No sería Gaugin el único que se enamoró de esta isla, Marlon Brando a raiz de rodar su película El Motín del Bounty y conocer a Tarita, mujer tahitiana que hacía las veces de su compañera de rodaje se enamoró también de Tahití adquiriendo una pequeña isla en el archipiélago, donde vivía cuando sus obligaciones profesionales se lo permitían.
Para comer en la isla, como en principio estarás sólo un día, recomiendo la pizzería L'Api'zzeria que sí está realmente bien, que encontrarás justa a las afueras de Papeete a la izquierda. Por la noche las Roulottes son las dueñas de la ciudad, se instalan en el centro y son unos restaurantes ambulantes donde encontrarás comida nativa, china, francesa... para saciar la sed, encontrarás gran variedad de zumos tropicales y la cerveza Hinano, con la foto de la chica tahitiana.
Conclusión: Tahití es el camino a seguir para poder llegar al paraíso.

miércoles, 25 de marzo de 2009

POLINESIA FRANCESA: Consideraciones Generales

La Polinesia Francesa es un conjunto de 118 islas localizadas en el Océano Pacífico con una superficie total muy aproximada entre mar y tierra a la de Europa. Están formadas por varios grupos de islas que son:
  • Islas Australes
  • Islas Gambier
  • Islas Marquesas
  • Isalas de la Sociedad
  • Archipiélago de Tuamotu

De todos estos archipiélagos me voy a centrar en las Islas de la Sociedad, el considerado más bonito de toda la Polinesia Francesa. La leyenda sobre la creación de estas islas cuenta que antiguamente había cinco lunas sobre el cielo de Tahití que tenían rostro humano y quien las mirase fijamente se volvía loco. El dios creador Taaroa, las hizo temblar produciendo grandes terremotos y haciéndolas así caer al agua formando cinco islas al oeste de Tahití: Moorea, Maiao, Huahine, Raiatea y Bora Bora. Una leyenda bastante bonita sobre la creación del paraíso soñado, la idea que todos tenemos de islas perfectas, playas de ensueño y gente fascinante.

Uno de los aspectos principales a tener en cuenta cuando tengas pensado ir, es que se trata de un destino bastante alejado, al menos de España, por lo que es recomendable visitarlo junto con otras ciudades en las que hay que hacer escala de manera obligatoria. Es por ello que tendréis que planificar bien vuestro itinerario y ver qué escalas son las que os interesan más hacer. Si decidís ir hacia el oeste desde España hay varias opciones que pasan por Nueva York o Los Ángeles, si decidís ir hacia el este las escalas serían bien Tokio, o Bangkok y Sidney. Si finalmente decidís hacer la ruta hacia el este en el tramo Sydney-Polinesia o Tokio-Polinesia recuperaréis un día al atravesar la línea del tiempo. Es aconsejable que en la ciudad que decidáis hacer escala invirtáis un mínimo de 2 días, a menos que queráis llegar a las islas con jet lag. Otro aspecto a considerar es que estamos hablando de un enclave situado en el hemisferio sur, por lo que nuestro verano es su invierno austral y viceversa aunque al tratarse de un clima tropical esto no adquiere mayor relevancia excepto por la época de lluvias, que suele ser de noviembre a abril y es cuando la temperatura alcanza aproximadamente los 30ºC. De mayo a octubre -época seca- la temperatura es un poco más baja, entorno a los 26 ºC. Respecto a la temperatura del agua ronda los 25 ºC. Es recomendable que llevéis un repelente para mosquitos por si decidís adentraros en la vegetación de las islas, o para cenar por la noche en la playa. El idioma de las islas es el tahitiano, pero éste tan sólo lo hablan los nativos por lo que el francés es su segundo idioma y está considerado como idioma oficial de las islas, entendiendo perfectamente el inglés también. La moneda oficial es el franco polinesio, divisa que tendréis que cambiar al llegar allí (1€=119 XPF). El destino puede considerarse como único y no tiene nada que ver con destinos del Mar Caribe, quizá lo único que tengan en común sea el mar, pero ahí se acaba la cosa, las playas no se parecen y el trato al cliente es totalmente distinto al igual que el modo que tienen de entender el turismo. Los hoteles en la Polinesia son grandes complejos al igual que en el Caribe, pero el trato al cliente es sumamente especial y totalmente personalizado, aquí no veremos a los huéspedes con las típicas pulseritas de “todo incluido” que tanta fama han dado a los resorts caribeños. No quiero decir con esto que no esté todo incluido, porque realmente hay en ciertas islas que o llevas la pensión completa contratada o te quedas sin cenar, ya que la opción de salir del complejo hotelero por la noche es totalmente inviable dado que no hay nada más en la isla que a parte de tu hotel. Sin embargo si la idea que tienes es la de beber y comer todo lo que quieras a cualquier hora del día o tomar una copa a las 2 de la mañana olvídate, este no es tu destino. Si decides ir a la Polinesia Francesa no dudes que tienes que alojarte en varias islas ya que aunque todas están próximas entre sí cada una es totalmente distinta de otra, bien sea por sus playas, su relieve, o el color de sus aguas. Podrás optar entre desplazarte en avión, si la distancia lo requiere o en barco, ya que hay islas que están muy próximas entre sí (1 hora en barco / 7 minutos en avión, por ejemplo), no obstante las vistas desde el aire son algo increíble, los aviones no alcanzan mucha altura debido a la proximidad de las islas y el paisaje que se ve desde el aire y los contrastes de colores del agua es algo que merece realmente la pena. Algo más a tener en cuenta es el lado del avión en que decides sentarte en los vuelos inter-islas, mis recomendaciones son: Tahití hacia Moorea lado izquierdo; Moorea hacia Bora-Bora: lado izquierdo; Bora-Bora hacia Rangiroa: lado izquierdo; si haces escala en Tikehau siéntate en el lado derecho para la llegada a Rangiroa y Rangiroa hacia Tahití: lado izquierdo. Lo ideal es que duermas en 3 ó 4 islas, Tahití es destino obligatorio ya que es donde está el aeropuerto internacional y luego a parte de esta isla visitar al menos 2 más. Una palabra muy utilizada por ellos es “motu” la cual significa algo así como islote. Las Islas de la Sociedad están originadas por volcanes extintos que al hundirse han formado una barrera coralina con una laguna interior, por lo que la distribución geológica sigue casi siempre el mismo patrón: suelen tener una isla principal, a su alrededor está la laguna y a una distancia considerable encuentras la barrera coralina. En la laguna encontramos numerosos islotes o mejor dicho motus, algunos de los cuales están habitados. Suelen ser de un tamaño bastante reducido por lo que puedes recorrerlos perfectamente a pie. En los considerados como “mejores motus” es donde las cadenas hoteleras construyen sus resorts, hay motus que permiten la construcción de varios complejos hoteleros pero otros tantos tienen toda la isla exclusivamente para ellos. Puedes optar por alojarte en la isla principal o en los motus, mi recomendación es que lo hagas en estos últimos especialmente en Bora-Bora. No tendrás ningún problema en acercarte a ver el ambiente de la isla, ya que todos los hoteles construidos en motus incluyen el transporte bastante fluido y gratuito (2 veces cada hora aproximadamente) entre el motu y la isla principal. Otra de las características a tener en cuenta en este viaje es el tipo de alojamiento a elegir. Te darán opción a varios tipos de habitación, o más que de habitación de bungalow y deberás decidir cuál es el que quieres y lo más importante, en qué isla quieres cada tipo. Las edificaciones suelen consistir en cabañas, exceptuando en Tahiti. Da igual a qué isla vayas, verás que siempre son las mismas opciones de alojamiento y hay que decidirse. Las diferentes tipologías son: Bungalow jardín (suele ser el más económico), bungalow playa (el intermedio) y por último y el gran favorito el “overwater”. Los hoteles en la Polinesia son resorts enormes, normalmente tienen una especia de cabaña grande sin paredes que hace las veces de recepción con sus mesitas y demás donde suele haber boogies aparcados para trasladar a los huéspedes y a su equipaje a sus respectivas cabañas. El primer tipo de bungalow (jardín), como su propio nombre indica es una cabaña situada en una especie de jardín con sus árboles, suelo de césped, flores… normalmente estas cabañas son muy independientes del resto. Este tipo de bungalow es el idóneo para elegirlo en la isla de Moorea, 1º porque el overwater se reserva para otra isla donde lo disfrutarás más y 2º porque no merece la pena pagar aquí el incremento de precio que supone ir a un overwater, ya que aunque el agua es totalmente cristalina, lo que te da la posibilidad de ver los innumerables peces que pueblan sus corales, no están situados en zonas donde cubran mucho por lo que el salto desde tu cabaña al agua queda muy limitado. El segundo tipo de bungalow (playa) se encuentra situado en primera línea de playa, es decir que según sales de tu cabañita te encuentras con el mar, normalmente estos bungalows suelen tener su propia playa y piscina incluido en el precio, es decir que hay una especie de valla que acota tu zona por así decirlo y nadie que no duerma en ese bungalow accede a “tu playita” a menos que sea un invitado, claro. También es una buena opción elegir este tipo de cabaña en Moorea aunque no veo justificado la diferencia de precio entre éste y el anterior por tener un trocito de playa sólo para ti ya que las playas de los resorts son privadas y no están ni lo más mínimo llenas por lo que estando en la playa privada del hotel tendrás la sensación igualmente de que estás tú solo. Tercer tipo (overwater). Es sin duda el mejor de los tres, también tu bolsillo notará que es el mejor… Se trata de un bungalow construido sobre troncos encima del agua, es por ello que en gran parte de estos bungalows hay una zona donde el suelo es de cristal para poder ver así los peces que pasan bajo tu cabaña las 24 horas del día ya que por la noche bajo el agua hay instalados unos focos para que no te pierdas el espectáculo, es más, también suele haber mesas de cristal en la que puedes abrir su parte superior para alimentar a los innumerables peces de colores que acuden a la llamada del pan que has recogido del restaurante durante la cena, o incluso que podrás dejar abierta por la noche para dormirte con el ruido del mar de fondo. Realmente este alojamiento es un sueño y no te extrañe que cuando tengas que abandonarlo te vayas llorando porque haya sido la mejor experiencia de tu vida. Este bungalow tiene una isla perfecta para disfrutar de él al 100% principalmente por el color del mar en esa isla y es Bora-Bora, un paraíso terrenal sin duda alguna. Pues estas son las consideraciones generales que hay que tener en cuenta a la hora de viajar a las Islas de la Sociedad, en próximas entregas iremos profundizando en las 3 islas más importantes de este archipiélago.